Nació desnuda, libre liviana, espontanea, se sentía y percibía inocente ingenua. De repente… alguien la miro! Y sanciono!:
-Eso no está bien! Tenés que hacer!... Debes ser!....
Confundida se fue cubriendo, al principio tenuemente, con ropajes de fantásticos colores, que abrigaban… y pesaban cada vez más… cada vez más… más y más pesado…
Y cubrió su pudor, su libertad. Y cubrió su inocencia, y cada vez se sentía más protegida… más pesada…. más aislada…
Un día, buscando en su guardarropa con que traje se vestiría, apareció arrugado en un rincón olvidado… se lo puso…
Comenzó a dar piruetas en el aire, saltaba, brincaba, reia, jugaba. ¿Cuánto hace que no se ponía “Espontaneidad”?
Ese día salió mas etérea, y se encontró con el corazón de sus amigos, que hacía mucho que no veía, y con el alma de los pájaros, que le permitía volar, y subió, y subió… a sentir la calidez de la luz… y paso el tiempo… y cuando regreso a su pesado guardarropas, lo observo, se saco “Espontaneidad”, olio, toco, sintió texturas distintas que le pertenecieron por tantos años jugar con mil disfraces…
Ya no pesaba, se dio cuenta: “Todo es un juego”
Ya no pesaba, se dio cuenta: “Todo es un juego”
Marta Boero - 30/10/2010
Excelente cuento má. Me encantó. Muy significativo.
ResponderEliminarQue sigan los éxitos!
Besos
Te quiero mucho
que bueno me encanto el cuento y lo mejor es que te hace reflexionar porque no lo pondremos en practica!!!!!
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